Descripción y biología:
El cabra montés es un ungulado de tamaño medio,
ligado a las montañas valencianas desde mucho
antes de que el ser humano apareciera en ellas.
Con una altura hasta la cruz entre 60 y 80 centímetros,
presenta un acusado dimorfismo sexual,
superando los machos los 60 kilogramos, mientras
que las hembras difícilmente alcanzan los
40. La otra característica que diferencia los sexos
y las cabras monteses de otros ungulados es la
cuerna, que en los machos crece hasta superar
los 80 centímetros, mientras que en las hembras
no alcanza los 20 centímetros. La cuerna de los
machos es muy característica con un doble curvado
en forma de ¿S¿ que los hace perfectamente
distinguibles de los de cualquiera otra especie. La unidad básica en la organización social de la
cabra montés es el grupo de hembras acompañadas
de sus crías. En el caso de tratarse de hembras,
permanecerán largo tiempo con la madre,
eventualmente integrándose en el mismo grupo
formado por varias generaciones de hembras,
habitualmente emparentadas. En el caso de ser
machos, a partir de los dos años se separarán del
grupo materno para asociarse con otros machos y
dispersar, para pasar a ser casi solitarios al llegar
a edades avanzadas. Se consideran densidades
buenas, en hábitats adecuados, las que no superan
los 10 ejemplares por kilómetro cuadrado. A
finales de los 80 se superaban los 20 ej/km2 en
los montes del norte de Castellón, constatándose
sobrepastoreo, bajada de la productividad y menores
crecimientos, lo que aconsejó aumentar la
extracción cinegética.
Machos y hembras se asocian durante el celo,
que empieza en octubre para alcanzar el máximo
en diciembre. Las crías suelen nacer en mayo, casi siempre una por parto aunque no son excepcionales
los casos de gemelos. La fertilidad la alcanzan
primero las hembras, en torno a los 3-4 años. Aunque
los machos pueden reproducirse con poca más
edad, su contribución efectiva a la procreación se
produce cuando alcanzan la talla de adultos, a partir
de los 8 años, cuando pueden competir con otros
machos por las hembras. Pocos machos alcanzan
los 12 años de vida y sólo de forma excepcional
cumplen los 14. Las hembras son más longevas,
pudiendo superar los 16 años.
La cabra montés es una especie esencialmente ramoneadora.
En un estudio realizado en la Reserva
de los Puertos de Tortosa y Beceite (Martínez,
1994) el alimento principal se obtuvo de plantas
leñosas (encinas, sabinas, enebros, pinos, arbustos),
particularmente en invierno (88 % de la dieta).
Le sigue en importancia la vegetación herbácea,
dominada por las gramíneas, especialmente
en primavera (31 %).
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Distribución:
La cabra montés es una especie hoy en día exclusiva
de España. Originalmente se admitía la
existencia de cuatro subespecies: Capra p. pyrenaica,
el ¿bucardo¿ propio de Pirineos; Capra p.
lusitánica, propia del Noroeste de la península incluyendo
Portugal; Capra p. victoriae, que quedó
recluida en el Sistema Central; y Capra p. hispanica,
propia de las montañas mediterráneas entre
Andalucía y el sur de Cataluña. Las cabras se extinguieron
de Portugal y Francia en el siglo XIX, y
el último bucardo murió en el Pirineo de Huesca
en el año 2000. Las otras dos subespecies han expandido
su población y distribución a lo largo del
siglo XX, ayudadas también por repoblaciones.
En la Comunitat Valenciana en la actualidad se
extiende por todo el interior de la provincia de
Castellón, acercándose al mar al resguardo de relieves
montañosos. En Valencia es común en todo el cuadrante suroccidental, aunque también está
presente en el interior norte de la provincia. En
Alicante su presencia es puntual y reciente en las
montañas del extremo norte de la provincia.
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Hábitat:
Es una especie excelentemente adaptada a los roquedos,
por lo que su presencia puede predecirse
en las zonas de montaña con fuertes desniveles.
No se encuentra a gusto en zonas llanas y boscosas,
aunque puede visitarlas para alimentarse y
refugiarse siempre que encuentre roquedos próximos
donde encaramarse cuando advierte algún
peligro. Realiza movimientos en altitud estacionales,
con una preferencia por zonas altas en verano
y bajadas de cota cuando llega el frío.
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Situación actual:
La cabra montés es el único ungulado silvestre que
nunca llegó a extinguirse en la Comunitat Valenciana na a consecuencia de la caza y la roturación de los
montes. A mediados del siglo pasado sobrevivía
únicamente en la sierra Martés y Muela de Cortes
(Valencia) y Tinença de Benifassà y monte Turmell
(Castellón). De esa época datan las primeras medidas
de conservación, empezando por la veda de su
caza y seguida por el establecimiento de las Reservas
Nacionales de Caza de los Puertos de Tortosa y
Beceite (1966, 29.234 hectáreas), que incluyó parte
del término municipal de La Pobla de Benifassà, y
de la Muela de Cortes (1973, 36.009 hectáreas).
Los primeros censos realizados en la Reserva de
los Puertos hacia 1960, estimaron una población
cercana a los 500 ejemplares, mientras que la de
la Muela se estimaron que sobrevivían unos 50 en
1979, aunque en ambos casos se considera que estaban
subestimados (Ortuño y de la Peña, 1979).
Con la regulación cinegética, la especie empieza a
recuperarse rápidamente. Los censos en la Reserva
de los Puertos a principios de los años 80 estiman
una población superior a los 3.000 ejemplares (datos
de la RNC de los Puertos de Tortosa y Beceite),
mientras que los de la Reserva de la Muela se acercan
a los 900 ejemplares por aquellos años (datos
de la RNC de la Muela de Cortes). A principios de
los años 90, la población de Castellón, fuera de la
Reserva Nacional de Caza, se estima en unos 2.600
ejemplares distribuidos en unas 22.000 hectáreas
de La Tinença, más otros 200 ejemplares estimados
en el entorno de Penyagolosa (Ruiz-Olmo et al.,
1991), donde empezaron a observarse los primeros
ejemplares a principios de los años 70. A mediados
de los años 90, la población total de Castellón se
estimó entre 3.500 y 4.500 ejemplares, ocupando
unas 100.000 hectáreas. En la provincia de Valencia
se distribuiría por unas 200.000 hectáreas,
con una población estimada en 2.000 ejemplares,
de los que más de la mitad se localizarían fuera de
la Reserva de La Muela (Jiménez, 1996). La rápida
recolonización de la provincia de Castellón puede
explicarse por la ausencia de otros ungulados competidores
y la práctica ausencia de cotos vallados.
Desde entonces, los dos núcleos de cabra montés
no han dejados de expandirse. La especie alcanzó
el sur de la provincia de Castellón en 2008
(dato registrado en Bejís en el Banco de Datos de
Biodiversidad), mientras que en la de Valencia
las primeras observaciones en su extremo norte
(Rincón de Ademuz) son de se ese mismo año
(dato registrado en La Puebla de San Miguel en
el Banco de Datos de Biodiversidad), indudablemente
a resultas de la expansión de la población
del Maestrazgo.
Las dos poblaciones, la valenciana y la castellonense,
están a punto de entrar en contacto, si no
lo han hecho ya, a través de la comarca de Los
Serranos, tras un aislamiento que se remonta probablemente
al siglo XIX. A su vez, la población
valenciana se extiende hacia el sur hasta penetrar
en la provincia de Alicante, con los primeros
ejemplares avistados en Villena en 2005. Más
recientemente (2011) han sido avistados también
en Alcoi, lo que marca la reaparición de la especie
en esta provincia después de casi 200 años
de ausencia.
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Amenazas:
Cuando aparece en altas densidades puede producir
daños en cultivos y plantaciones forestales, normalmente
corregidos mediante la caza, ya que carece de
predadores naturales en nuestro territorio.
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Acciones de conservación:
Siendo una especie cinegética, su conservación
depende de la aplicación de la legislación de caza,
siendo el caso de la cabra montés un ejemplo ilustrativo
de cómo esta legislación puede ayudar tanto
a la recuperación como al aprovechamiento como
recurso valioso (el macho montés es la pieza de
más valor de la caza mayor en España) en zonas
del interior. Después de ser vedada la especie y creadas las
Reservas Nacionales de Caza, su aprovechamiento
cinegético se limitó a un pequeño número de
ejemplares en estos terrenos, posibilitando su crecimiento
poblacional y expansión fuera de sus límites.
En Castellón, la caza fuera de la Reserva de los
Puertos se limitaba en los años 80 a unos 10 ejemplares
al año, dependiendo de permisos especiales.
Con la creación de cotos privados de caza mayor en
su entorno, este aprovechamiento aumentó a 160
ejemplares/año en la temporada 1992/93, sujetos a
cupos derivados de los censos que se obtenían (Jiménez,
1993). Los últimos datos disponibles cifran
los ejemplares cazados en la temporada 2010/2011
en 670 en Castellón y en 653 en Valencia (datos del
Servicio de Caza y Pesca).
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Autor ficha:
Juan Jiménez Pérez
Año ficha:
2013
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